¿Lo que nos decimos nos motiva, o la motivación nos permite hablarnos en positivo? Hay una estrecha relación entre cómo nos hablamos, cómo nos sentimos y cómo actuamos.Los tres parámetros están interrelacionados. De tal manera que, si aprendemos a hablarnos en positivo, nos sentiremos más seguros y capaces, y nuestro rendimiento también mejorará.
Imagina la siguiente escena. Suena el despertador. La noche anterior te habías hecho el propósito de que sí, de que mañana sería el día en el que empezarías a correr. Te acostaste súper seguro de que esta idea se convertiría en una realidad. Pero, al sonar la alarma, empiezan a tropel tus pensamientos dubitativos y perezosos. “Uf, qué pereza, pero si me muero de sueño, estoy agotado, dónde voy a esta hora, no sé si he dormido lo suficiente, voy a estar muerto el resto del día. Si es que tengo que acostarme antes, ¿hará frío? ¿Qué hago, me quedo un ratito más, salgo? Qué va, no me apetece nada salir.” ¿A qué te suena este discurso? No te sientas mal por ello. Es tan común como lavarse los dientes. Pero es bueno saber que, para vencer la pereza, una clave está en el lenguaje. ¿Qué ocurriría si la conversación que mantuvieras contigo mismo fuera más positiva? “Venga, va, eh, tú puedes, si ganas, ganas no tiene nadie, pero esto merece la pena. Vístete y tira millas, que luego te vas a sentir genial”. Igual no nos llevaría todos los días a ser más activos y salir a correr, pero sí que lo conseguiríamos en muchos de ellos.
5 CLAVES PARA HABLARNOS EN POSITIVO
1. Venga, tú puedes
Esta expresión de entre muchas, es de las que más fuerza tiene, como así lo constata Luis Castellanos en su maravilloso libro “La ciencia del lenguaje positivo”. Realizó diferentes experimentos tanto con deportistas de alto rendimiento como con personas no deportistas, y las expresiones del tipo “vamos, tú puedes” activaban la atención y provocaban un estado emocional más positivo. Y este, a su vez, activaba poblaciones neuronales del sistema límbico y del sistema asociado al placer, la dopamina. Cuando una persona se da un mensaje de este tipo antes de ejecutar una actividad, la ejecuta con mayor facilidad. ¿No es increíble cómo solo una expresión puede ponernos en marcha?
2. Elabora tu propia lista de expresiones y palabras motivadoras
En mis charlas a deportistas siempre les pido que antes de entrenar y también para competir, tengan frescas en la memoria, expresiones y palabras positivas. Lo que nos decimos a nosotros mismos funciona como un GPS, es decir, nos orienta hacia la meta.
3. ¿Si no quieres que ocurra, por qué piensas en ello?
¿De verdad crees que podrás convencerte de salir a correr pensando en lo cansado que estás y en la pereza que te da? No, esta no es la vía para mejorar tu motivación. No contradigas tu objetivo.
4. Puestos a pensar, puedes hacerlo sobre los beneficios colaterales.
Igual no es nada atractivo salir a las seis y media o siete de la mañana a correr, pero puede que sí sea muy atractiva la ducha de después y la sensación de orgullo posterior.
5. No necesitas ser Rocky con un discurso estrella
Basta con que aceptes que no te apetece pero que dejes de hablar de ello. Algo así como “ya, ya, no me apetece, pero puedo ponerme con ello. Me visto y sé que puedo hacer cosas sin tener ganas y sin estar convencido”. A veces, la mejor manera de actuar es dejar de sobrevalorar la motivación. Parece que sin motivación no podamos actuar y es falso. Podemos.