Cada mañana, Carla Zarebska abría el periódico y después de leer las noticias se pasaba un buen rato pensando cuál de las fotografías del diario podían encajar mejor con el bebé Rómulo mamando de la loba; con la piedra que vomita Saturno sobre una montaña, con la ofrenda a una doncella en forma de sapo, o con un caballero andante a punto de partir un huevo en dos con una espada. Así durante todos los días de 2016, hasta encontrar el encaje de las noticias con 50 grabados medievales.
El resultado es el libro Atalanta, un sofisticado ejercicio de asociación o “un juego jungiano y alquímico”, como lo define la autora en el salón de su casa, repleto de libros de gran formato, pasta dura y papel satinado. Zarebska (Morelos, 1969) dirige la editorial La Joplin, una incubadora de libros de arte que arrancó en 1994 con una biografía ilustrada del poeta Jaime Sabines, pasando por otro libro-homenaje al 50 aniversario del Museo Nacional de Antropología –ilustrado con el pigmento natural rojo cochinilla y un grabado original de Gabriel Orozco– y que tiene como última muesca Atalanta, del que existen de momento 30 copias, ampliables solo bajo pedido: 7.000 pesos (360 dólares) cada una.
A la inspiración alquimista y psicoanalítica, la obra añade el trabajo del diseñador Alejandro Magallanes –autor por ejemplo de las premiadas portadas del catálogo de la editorial Almadía– y la ilustradora Martha Sánchez, que se ha encargado de hacer una segunda reproducción de las imágenes collage, esta vez en papel cebolla y a color. La hoja transparente deja entrever una tercera página donde están escritas frases y sentencias de un antiguo tratado sobre alquimia.
El juego consiste, por ejemplo, en ver a Merkel y Obama sentados en la mesa donde se posa el huevo que el caballero gigante está a punto de reventar con la espada. Y detrás, la cita: manzanas de oro. El que antes era anciano se transformará en joven. O el retrato de un Chapo taciturno, recién detenido, que aparece camuflado entre la montaña de Saturno mientras al otro lado Kate del Castillo y Sean Penn sonríen durante su visita a la madriguera del capo. Y la cita: Disolver y sublimar, siete veces. Precipita tus cuerpos en las dulces aguas en las que pronto encontraran remedios a sus males.
“Primero revisaba el periódico en busca de imágenes con una relación muy libre y alquímica con los grabados. Después elegía las frases del emblema que acompañaba al grabado”, cuenta Zarebska, que tomó como guía el libro de 1617 La fuga de Atalanta, del médico y alquimista alemán Michael Maier. “Él dedicó prácticamente toda su vida recopilar los grabados y preparar este libro. Yo he querido jugar con esa idea de la atención obsesiva al periódico durante todo un año”. El diario, por cierto, es EL PAÍS.
La mezcla de emblemas cabalísticos, símbolos clásicos y cristianos con las imágenes mundanas actuales produce un extrañamiento más cercano al viaje onírico que al chiste pop. Durante los ochenta Zarebska fue aficionada a las teorías de Carl Jung, el psicoanalista que más poder asignó a los sueños y que más estudió los mitos y arquetipos de la tradición alquímica, ese mejunje de paraciencia, filosofía y ocultismo que pretendía encontrar la fórmula mágica de convertir azufre en oro.