Reino Unido supera los 20 grados en invierno por primera vez desde que hay registros

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El Reino Unido superó este lunes los 20 grados centígrados en invierno por primera vez en la historia, según informó el Servicio Meteorológico británico (Met) en su perfil de Twitter. La plusmarca se marcó el lunes en Trawsgoed, en el oeste de Gales: 20,3 grados centígrados. “Es el día de febrero más cálido registrado. También es la primera vez que se han registrado más de 20 grados en invierno”, publicó la oficina en un tuit.

Pero la cota quedó pronto rebasada. El martes por la mañana, en Porthmadog, también en Gales, se alcanzaron los 20,8 grados centígrados. Unas horas después se midieron 21,2º C en el Real Jardín Botánico de Kew, situado en las afueras de Londres. “Registrar temperaturas superiores a los 20° C en un día de invierno es algo excepcional”, explica un portavoz de la oficina meteorológica británica a The Independent. El anterior récord de calor en el mes de febrero en el país se anotó en 1998, con 19,7 grados centígrados en Greenwich (Londres).

Este mes de febrero está siendo el más caluroso desde que comenzaron los registros en 1878, sobre todo si se tiene en cuenta que las temperaturas habituales en esta época del año en el país se mueven entre los siete y los nueve grados centígrados. Sin ir más lejos, el año pasado el país vivía en estas mismas fechas una fuerte ola de frío y nieve que azotó a toda Europa, apodada la Bestia del este. Dejó 20 muertos en toda Europa y a España a penas la rozó, domesticada y de refilón.

“Las temperaturas se encuentran casi 10 grados por encima de lo que normalmente esperaríamos en esta época del año, por lo que hay una sensación primaveral en todo el país”, certifica el jefe de Meteorología del Met, Steve Willington, según recoge Efe.

La causa de estas inusuales temperaturas es múltiple y la misma que está haciendo que en España este final de febrero esté paciendo mayo, según explica una de las portavoces de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), Delia Gutiérrez. “Por un lado, la sucesión de una serie de profundas borrascas en el Atlantico y por otro, un anticiclón muy persistente que abarca gran parte del continente europeo y, en medio, se canaliza un flujo de aire del sur en niveles bajos”, describe la portavoz.

El resultado de esta peculiar configuración meteorológica son “unas temperaturas anómalamente altas” en todo el Atlántico oriental y las zonas europeas próximas, como Gran Bretaña, Islandia y Escandinavia.

El fenómeno, que comenzó el martes pasado, se espera que se mantenga hasta el próximo jueves. “Las borrascas llevan varios días girando como en un carrusel en el Atlántico, sin avanzar hacia el continente, dominado por las altas presiones”, describe Gutiérrez, para añadir que “en la zona de frontera entre ambos sistemas, el flujo de aire es del sur y transporta aire templado de latitudes subtropicales hasta Francia y el sur de Gran Bretaña”.

Aunque los británicos han recibido con euforia este clima y se han lanzado a los parques, la diputada verde en el Parlamento británico Caroline Lucas recuerda que estas temperaturas son preocupantes. “Me gusta pasar la tarde al sol como a cualquiera, pero es imposible no compartir el sentimiento de que esto no está bien. Después de la ola de calor sin precedentes del año pasado y las mortales temperaturas del mes pasado en Australia, nuestra percepción básica de lo que es normal está cambiando. Se trata de una emergencia climática”, escribe en Twitter.

Este miércoles, el calor tiene ya una consecuencia directa. Varias unidades de bomberos trabajan para contener un incendio declarado en un páramo del norte de Inglaterra. El fuego, que empezó anoche en West Yorkshire, ha sido calificado por algunos testigos como “apocalíptico”, aunque ninguna persona ha resultado herida ni ha sido necesaria la evacuación de los residentes de las localidades cercanas, según cuenta Efe.

El incendio cubre una zona de 1,5 kilómetros cuadrados cerca de la localidad de Marsden, norte inglés, informa la unidad de Bomberos y Rescate de West Yorkshire, que ha asegurado a la BBC que se trata de uno de los fuegos “más grandes” con los que han tenido que lidiar en la zona.

“Ya no está permitido fingir que los helados en febrero son un capricho de la naturaleza”, advierte en su editorial de hoy The Guardian. El verano pasado, Reino Unido atravesó su mayor ola de calor desde 1976. El comienzo del estío pasado fue el más seco desde 1961.

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