Primera cosecha fallida. La candidata a presidir la Comisión Europea, la conservadora alemana Ursula von der Leyen, ha concluido este miércoles la primera ronda de negociación con los grupos políticos del Parlamento Europeo sin lograr los votos necesarios para su investidura la semana que viene.
Los encuentros de esta jornada con socialistas, liberales y verdes, así como el del día anterior con los conservadores euroescépticos, se han saldado sin ningún apoyo firme, con serias divisiones dentro de cada familia política sobre el posible respaldo o rechazo a la aspirante a tomar el relevo de Jean-Claude Juncker y con la clara negativa de los Verdes, tras una reunión con ella que calificaron de «decepcionante» y en la que no percibieron «compromisos concretos en asuntos relevantes».
Los contactos proseguirán hasta el momento de la votación, prevista para el próximo miércoles. Pero, de momento, Von der Leyen solo tiene garantizado el respaldo de su propio grupo, el Partido Popular Europeo, cuyos 182 escaños se quedan muy lejos de los 376 votos necesarios.
La clave de su elección estriba en el apoyo más o menos mayoritario de Socialistas y Demócratas (154 escaños), porque a Von der Leyen le permitirá completar la mayoría necesaria con la esperada aportación de los liberales (Renovar Europa) y los votos que arañe en el resto de los grupos.
La candidata y todavía ministra alemana de Defensa ha iniciado la jornada con un encuentro de dos horas con el grupo socialista, donde tuvo una intervención inicial solvente y convincente, y en la que aprovechó su dominio del alemán y el francés, como lenguas maternas, y del inglés. Pero Von der Leyen, según algunos de los asistentes, naufragó en los turnos de preguntas y dejó la impresión de no estar muy dispuesta al compromiso.
La comparecencia no despejó las dudas de buena parte de la formación sobre la conveniencia de respaldar a la conservadora alemana, designada para el cargo por los 28 Gobiernos de la UE (con la única abstención del alemán). El firme rechazo de la delegación socialista alemana (SPD) podría arrastrar a otras delegaciones, sobre todo, a las de países donde los socialistas se encuentran en la oposición y no se sienten vinculados a las decisiones de sus respectivos Ejecutivos. «Ahora abriremos el debate en nuestro grupo y esperamos tomar una decisión común la próxima semana», se limitó a señalar la eurodiputada y presidenta del grupo Iratxe García.
La candidata tampoco tuvo demasiado éxito con los Verdes, un grupo que ha ido endureciendo progresivamente su posición al haberse quedado fuera del reparto de altos cargos en la UE y no tener garantizada siquiera la presencia en la próxima Comisión Europea.
La audiencia estuvo marcada por una continua cascada de tuits de los eurodiputados ecologistas describiendo la intervención de Von der Leyen como «decepcionante» o falta de concreción. «Su expresión preferida durante la audiencia ha sido: eso tenemos que verlo», lamentó Reinhard Bütikofer, eurodiputado ecologista y copresidente del partido.
La cita con los liberales de Renovar Europa, también en abierto, ha sido más amable, dado que la candidatura de Von der Leyen se atribuye en gran parte al impulso del presidente francés Emmanuel Macron. Pero ni siquiera los eurodiputados de esa familia salieron todavía convencidos del todo con la aspirante alemana.
«Hemos recibido mensajes muy positivos, pero para la semana que viene en el Parlamento necesitamos compromisos claros», advirtió el presidente de Renovar Europa, el eurodiputado rumano Dacian Ciolos. Los liberales, sin embargo, parecen en principio más asequibles porque una de sus principales exigencias durante la audiencia fue la de garantías sobre el rango jerárquico de Margrethe Vestager. Von der Leyen lanzó encendidos elogios a la danesa, a quien tiene previsto asignar una vicepresidencia de la Comisión. Pero los liberales temen que sea por debajo de la del socialista Frans Timmermans, para quien se reservaría la vicepresidencia primera.
Como en tantos otros puntos, Von der Leyen no concretó su decisión sobre las vicepresidencias y se mantuvo en una peligrosa ambigüedad. La candidata ha seguido esa misma línea durante toda su ronda de contactos, en los que ha buscado ofrecer a cada grupo el discurso más adecuado pero sin llegar a ningún compromiso firme.
La estrategia parece perseguir el objetivo de llegar a la presidencia de la Comisión con el mayor margen de maniobra posible, sin satisfacer ni disgustar del todo a una audiencia que abarca desde los eurodiputados de Kaczynski y Vox (en ECR) hasta los socialistas alemanes del SPD (muy contrarios a la candidata) o los Verdes más federalistas.
El estreno del plan, sin embargo, ha provocado más chirridos que entusiasmo. Y obligará a Von der Leyen a afinar y concretar su mensaje en los próximos días para llegar a un discurso de investidura y un programa de trabajo que atraiga, sobre todo, al bloque central del hemiciclo (PPE, S&D y Renovar), aunque sea a costa de perder votos por los extremos.
La elección de la presidenta de la Comisión Europea requiere una doble mayoría en el Consejo y en el Parlamento. Von der Leyen logró la primea el pasado 2 de julio, tras una cumbre de tres días que descartó a los candidatos planteados por los partidos políticos y aupó a la alemana hacia el cargo. La aprobación definitiva depende del Parlamento Europeo, donde necesita mayoría absoluta. Y solo dispone de una oportunidad para lograrlo en una votación secreta. Si fracasara, el Consejo Europeo tendría un mes para proponer otra candidatura.