La calle de Argelia echa el mayor pulso al régimen de Buteflika

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Argelia se prepara hoy para vivir un nuevo día de protestas con manifestaciones convocadas en varias ciudades a partir de las dos de la tarde, una vez terminada la oración del viernes en las mezquitas. Partidos de la oposición, artistas, periodistas y abogados se han sumado a la convocatoria de hoy, en el que ya es el mayor desafío social que el régimen de Abdelaziz Buteflika se ha visto obligado a afrontar en 20 años.

El viernes pasado Argelia vivió la mayor manifestación convocada contra el presidente Buteflika, aquejado de graves problemas de salud a sus 81 años. La protesta era contra su candidatura a las presidenciales del 18 de abril, que le convertirían en presidente por quinta vez consecutiva desde 1999. El régimen no ha cedido y la calle no ha dejado de moverse en esta semana.

Desde primeras horas de la mañana de hoy se apreciaba una gran presencia de policías en las principales avenidas y edificios oficiales. En algunos municipios del país, como Tiaret y Ghardaia, las manifestaciones han comenzado antes del mediodía.

El Ministerio del Interior ha difundido un comunicado enviado a las Delegaciones del Gobierno (Walis), a la policía y a la gendarmería, en el que da instrucciones para evitar la confrontación y ordena usar la violencia solo en situaciones críticas. Respecto a la ciudad de Argel, el comunicado recuerda que ahí las manifestaciones están prohibidas, aunque señala: “Hay que evitar las confrontaciones y encuadrar la trayectoria de las marchas”.

El primer ministro, Ahmed Ouyahia, ya había alertado antes de las grandes manifestaciones del pasado viernes: “El Estado ya ha probado en el pasado que puede controlar las calles”. Ouyahia añadió que no se iba a tolerar la anarquía en las calles. Miles de manifestantes salieron de forma pacífica y las redes sociales se inundaron de mensajes contra Ouyahia al que acusaban de agitar “el espantapájaros” de la guerra civil que sufrió el país en la década de los noventa, o el caos sobrevenido en otros países tras la primavera árabe.

Un día antes de las manifestaciones, el primer ministro declaró en el Parlamento: “Los ciudadanos han ofrecido rosas a los policías, y es bonito. Pero recuerdo que Siria empezó también con rosas”. Y de nuevo su mensaje pareció servir en las redes como un revulsivo para manifestarse.

Las manifestaciones, hasta el momento, han sido en su inmensa mayoría pacíficas. El pasado domingo, después de las grandes protestas del viernes, fue convocada una manifestación en Argel por parte del movimiento de intelectuales Mouwatana (Ciudadanía, en árabe). La protesta fue reprimida por la policía, aunque a pesar de los gases lacrimógenos y las detenciones cientos de ciudadanos se sumaron a la convocatoria.

Ese mismo domingo, Buteflika, viajó a la ciudad suiza de Ginebra para someterse a lo que un comunicado presidencial calificó como una “revisión médica rutinaria”. Los problemas de salud de Buteflika comenzaron en 2005 cuando sufrió una úlcera hemorrágica y fue operado en el hospital parisino de Val-de-Grâce. En 2013 sufrió un infarto cerebral y estuvo internado casi tres meses en otro centro francés. Su último discurso en público lo había pronunciado en mayo de 2012. A pesar del infarto, Buteflika presentó su candidatura para las presidenciales de abril de 2014. Y ganó las elecciones, con un 81,53% de los votos y una abstención de casi el 50%. Buteflika no se presentó en un solo mitin. Pero en las calles no se registraron entonces las protestas masivas de ahora.

El pasado lunes, un día después de que Buteflika volase a Ginebra, una centena de abogados hicieron una sentada en Argel. El martes, miles de estudiantes universitarios se manifestaron en una veintena de ciudades. El jueves, decenas de periodistas medios privados y -sorprendentemente, públicos también- se manifestaron en la Plaza de la Libertad de Expresión para denunciar la censura a la que están sometidos muchos medios en los que no se informó el viernes sobre las manifestaciones. Una decena de esos periodistas fueron detenidos y liberados a las pocas horas.

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