Kris Jenner, la mujer que maneja los hijos del ‘klan’ Kardashian

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Una de las mayores aficiones de Kris Jenner son las revistas. Las de moda, belleza, decoración… Le encanta leerlas, le relaja. De ahí que no sea raro encontrar en su perfil de Instagram decenas de imágenes de sus hijas (y hasta nietas) apareciendo en las portadas de algunas de las más prestigiosas: Kim en Vogue, Kendall en Allure, Kylie en Paper, Khloe en GQ y hasta la pequeña North West en WWD. Por eso la madre, mánager y gestora en la (semi) sombra de las mediáticas y multimillonarias Kardashian está feliz al convertirse en protagonista de su propia portada de revista, esta vez para AD. Un rol que es, al fin y al cabo, un paralelismo con su propia vida: la eterna “mujer de” y “madre de” es, a sus 63 años, más protagonista que nunca y tan protagonista como siempre.

Jenner se aplica a sí misma un apelativo que también le dan sus seis retoños: momager. Este híbrido entre los términos mom —mamá— y mánager surgió en el primer capítulo de la primera temporada de Keeping up with the Kardashians (Las Kardashian, en español), el programa de telerrealidad que ha cumplido una década y que lanzó a toda la familia a la fama, hoy estratosférica y de la que no se han apeado. Un programa que ha permitido a las hermanas (Khloé, Kim y Kourtney, además del más desconocido Rob, fruto del primer matrimonio de Kris; y Kylie y Kendall, del segundo junto a Bruce Jenner) seguir un lujoso tren de vida que explotan hoy ya gracias a sus propios negocios. Kim, que puede presumir de una impecable estrategia empresarial, ha lanzado una app y una marca de cosméticos, Khloé una línea de vaqueros, Kourtney está a punto de crear su marca de estilo de vida, Kendall es una cotizada modelo y Kylie es la milmillonaria más joven hecha a sí misma, superando a Mark Zuckerberg, gracias a su imperio cosmético. Y tras todas ellas está, siempre, Kris.

Quienes la conocen de cerca dicen que es una mujer cálida, pero controladora hasta el detalle. Organizada y con dotes de mando y persuasión, de sus entrevistas y apariciones en el reality show se desprende que es el pilar de la familia y el paño de lágrimas de sus componentes. No le gusta que sus hijas incumplan sus tareas ni que sean impuntuales en sus compromisos. Pero también sabe orientarlas como nadie para sacar lo mejor de cada una. Desde que Kylie, la más pequeña, era una niña supo que se dedicaría a la cosmética; a los 16 años, la joven le llevó un plan completo de márketing con todos los detalles del proyecto. Una digna heredera.

“Si alguien te dice que no, es que estás hablando con la persona equivocada. Sigue intentándolo y nunca te rindas”. Ese, dice ella, es el mejor consejo que le ha podido dar a sus hijas, a las que consideraba en una reciente entrevista en Glamour “grandes seres humanos, amables, pacientes, comprensivas, y con muchísimo amor que dar”. “No son perfectas, son reales”, como dice ella, teniendo claro el secreto del éxito. Al día siguiente de acabar las grabaciones de la primera temporada de Keeping up… arrancaron las de la segunda. Ella tuvo que guiar a esa familia exhausta para conseguir un producto brillante. “Tienes que tener visión. Ahí es cuando nació lo de momager. Necesitaba ser madre, pero también gestionar a toda la familia, la situación y hacia donde vamos desde ahí”, explicaba en la revista Love.

Kris Jenner nunca ha permanecido en la sombra, ni mucho menos. Su vida ha estado salpicada de escándalos, noticias y dramas que hacen palidecer los de sus célebres hijas. Su fama empezó a principios de los ochenta, cuando su matrimonio con el abogado y empresario Robert Kardashian empezó a ser mediático. Se casaron en 1978, cuando ella tenía 22 años. Se quedó embarazada en la luna de miel. Su divorció llegó en 1991. Él se lo pidió tras conocer las infidelidades de ella, de las que luego ha confesado arrepentirse.

La pareja era amiga y compartía vacaciones y gustos con el deportista y actor O. J. Simpson y su esposa, Nicole. El resto es historia de Estados Unidos: en 1994 Nicole, de la que se Simpson se había divorciado dos años antes, apareció muerta a puñaladas en su casa. Entonces Robert Kardashian, oponiéndose a los deseos de su esposa Kris, decidió revalidar su oxidado título de abogado y defender a su amigo en el juicio. “Me fui a la cama una noche, desperté a la mañana siguiente y mi universo había cambiado”, contaba ella en una reciente entrevista en People. “Eran dos de los mejores amigos que he tenido en mi vida. Eran mi familia. O.J. era como mi hermano mayor. Así que no solo lamentaba la pérdida de Nicole, sino también la pérdida de esa relación con O.J”.

El juicio lanzó a la familia al huracán mediático. La muerte del patriarca, en 2003 a causa de un cáncer, a la ruina. “No tenía nada. Fui al mercado y mi tarjeta de crédito no funcionaba. No podía ni comprar un tomate”, contaba Jenner en una entrevista en Fox el pasado verano. El reality y esa visión de negocio que ella bien conoce fue su salvación.

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