“No sólo no es bueno entrenar al día siguiente, sino que en mi opinión no se debería realizar ejercicio después de ingerir suficiente alcohol como para llegar a provocar “resaca”, que es el primer síntoma de intoxicación etílica. La intoxicación etílica tiene consecuencias negativas sobre cualquier variable fisiológica relacionada con el ejercicio, desde que se instaura (la borrachera en sí) hasta 16-20 horas después (periodo de resaca). Además del deterioro de la función cognitiva, se produce un descenso de la función neuromuscular (menos fuerza, menos coordinación, menos economía de gesto), mayor utilización de hidratos de carbono (más acidosis), alteraciones en el ecocardiograma, mayor frecuencia cardiaca y un estado de deshidratación provocado por el alcohol. Lo mejor que se puede hacer en este caso, por muy deportista que seamos, es descansar, hidratarte bien y comer fruta y verduras.
También debemos tener en cuenta que aumenta la probabilidad de sufrir una lesión muscular por la acidosis que comentamos que se une a la producción de ácido láctico propia del ejercicio y por la alteración metabólica importante en la glucosa que provoca la resaca.
Otra cosa sería haber tomado sólo un par de copas de más, que te levantes un poco más cansado. En este caso de “resaca light”, una sesión suave de ejercicio (con un paseo, unos largos suaves en piscina, una vuelta en bici sin gran desnivel, etc) no serían desaconsejables, siempre teniendo muy en cuenta una muy buena hidratación ya que es clave recuperar cuanto antes nuestro equilibrio hídrico.