Fuentes sudanesas aseguraron a Radio Kan que el país africano está “decepcionado” con los resultados de la normalización de relaciones con Israel. La principal fuente de esta decepción serían las promesas incumplidas de Estados Unidos en materia de inversiones.
Meses después de la firma de los acuerdos, las prometidas inversiones estadounidenses en tecnología y agro no se materializaron. No se trata de algo menor: la resistencia sudanesa al acuerdo obligó a compromisos fuertes en materia de inversiones para seducir a la opinión pública.
En enero, Sudán firmó los Acuerdos de Abraham con Estados Unidos, allanando el camino para que el país africano normalizara los lazos con Israel. Ya en noviembre, Donald Trump había anticipado la firma de Jartum.
Sudán se sumó así a los acuerdos previamente firmados por Marruecos, Emiratos Árabes Unidos y Bahréin. El entonces ministro de Inteligencia de Israel, Eli Cohen, viajó a Sudán para avanzar en intercambios relacionados con seguridad.
Otro paso importante fue la revocación de la “ley boicot” que Sudán tenía para con Israel. Esa legislación impedía las relaciones comerciales, y era un obstáculo claro para la normalización de la diplomacia.