‘Maras’, la serie de Globomedia que ha sorprendido al público español

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Uno de los personajes de Maras, la nueva serie de Globomedia, es Jonathan. Es un hombre que buscó asilo en España después de que él y su hija fueran atacados por un grupo de pandilleros en un parque de su ciudad. La niña fue violada. Al salvadoreño Marcos, otro de los protagonistas, los mismos que asesinaron a su hermano le amenazaron de muerte a él. Y luego están Emily, Milagros y Deborah, tres mujeres que también escaparon de la violencia. La primera, transexual, fue agredida al salir de una discoteca por su condición sexual. La segunda tuvo que marcharse con sus hijas fuera del país porque las estaban obligando a ingresar en una pandilla y para ello habían de ser violadas por todos sus miembros. La tercera víctima, Deborah, fue extorsionada durante años.

Este reparto de personajes, sin embargo, no obedece a las ideas de ningún guionista de éxito. Muy al contrario, son testimonios reales de personas que han sufrido la violencia de las maras en sus carnes en sus países de origen: El Salvador, Honduras y Guatemala. Y la serie que se ha estado anunciando durante todo el mes de febrero en redes sociales, con el título Ver, oír y callar, no es una ficción para la pequeña pantalla, sino la vida real sino una campaña de sensibilización llevada a cabo entre Globomedia y la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) para dar a conocer la situación de cientos de personas que han huído de estos tres países centroamericanos porque su vida estaba en peligro. «Desde 2017 se está produciendo un incremento de personas que solicitan asilo provenientes de Honduras, Salvador y Guatemala, y muchas tenían relación con huidas por amenazas de estas pandillas, las maras. Debíamos hacer algo para incidir en las autoridades y opinión pública», explica Alberto Senante, coordinador de comunicación de CEAR.

Todos los personajes, cuyos nombres son ficticios pero sus experiencias muy reales, se encuentran actualmente en España. Algunos han logrado asilo político, otros lo han solicitado y aún no tienen la confirmación. En 2018 se registraron 4.860 solicitudes de asilo de ciudadanos de estos tres países: 2.410 de personas provenientes de Honduras, 2.275 de El Salvador y 175 de Guatemala. Honduras y El Salvador, con nueve y seis millones de habitantes respectivamente, se convirtieron en el cuarto y quinto país respectivamente en número de peticiones pese a su reducida población. Sin embargo, las resoluciones favorables fueron muy pocas: en el caso de El Salvador se resolvieron 120 y todas fueron rechazadas. En el de Honduras, de 160 tramitadas solo se aprobaron 10, y de las 30 de Guatemala, cinco fueron favorables, es decir: 320 tramitaciones y 15 aprobadas.

Estas cifras contrastan con los asesinatos que se produjeron en estos tres países en 2018: En El Salvador fueron 3.340 (51 cada 100.000 habitantes), en Honduras 3.310 (40 cada 100.000 habitantes) y en Guatemala 3.881 (22 cada 100.000 habitantes). Esto supone una media de 29 asesinatos al día frente a los 0,6 que se producen en España.

El Ministerio de Interior no alega los motivos cuando deniega una solicitud, así que no es posible conocer cuántas de las presentadas se debieron a la persecución de las maras. Pero lo cierto es que las víctimas de las maras huyen de un escenario de guerra que no tiene que ver con los frentes tradicionales que se dan en un conflicto, con dos ejércitos o facciones, «sino con una violencia brutal que se vive en el barrio y domina buena parte de estos países», indica el portavoz de CEAR. La organización entiende que este sí es un motivo de persecución que hace que estas personas tengan el mismo derecho que otros a recibir protección. «La ley de asilo sí lo reconoce y existen varias sentencias desde 2017. No pedimos un cambio legislativo, solo un cambio en la práctica y que se miren de forma individual las solicitudes de asilo de estos países siendo conscientes del contexto de violencia tan brutal que se está viviendo allí y que concuerdan con las sentencias de la Audiencia Nacional y con las directrices publicadas por el Acnur, la agencia de la ONU para los refugiados.

Un engaño a los adictos a las series

La publicidad de una nueva serie realizada por Globomedia comenzó a moverse en redes sociales a principios de febrero. YouTube, Instagram, Facebook y Twitter fueron las plataformas en las que se difundió un tráiler que al final dirigía a una web con un contador. Ahí se mostraría toda la información a partir del 19 de febrero, fecha elegida para el lanzamiento de la supuesta ficción. Se creó expectación entre los usuarios y ese día, lo que encontraron fue una página con cinco capítulos en los que los supuestos protagonistas narran a viva voz sus experiencias reales. La muestra más palpable de que las maras son una realidad.

«Entendemos la decepción de la gente que quería ver una serie, pero ellos han comprendido que se trata de un problema mucho mayor», cuenta Senante. Ha habido indignación, sí, pero no tanto por no encontrar el producto esperado. «Se ha aplaudido la iniciativa por distintos motivos», cuenta Senante. «Nos han gustado mucho ver que hay gente que era contraria a que hubiera una serie sobre maras porque temían que se convirtiera en un espectáculo y glorificara a las pandillas», indica el portavoz de CEAR. «Tanto víctimas como gente que no tiene contacto directo han reconocido que, para llamar la atención en estos momentos, una de las herramientas más eficaces son las series por la atención y el consumo que reciben».

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