El régimen de Buteflika recibe por cuarta vez el rechazo imponente de la calle

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Millones de argelinos se han manifestado por cuarto viernes consecutivo en las principales ciudades de Argelia contra el régimen de Abdelaziz Buteflika. El presidente, de 82 años, había ofrecido el lunes no postularse para un quinto mandato, pero anunció que se mantendría en el poder, sin aportar ninguna fecha de salida, hasta que se elija a un sucesor. La calle ha vuelto a decir no y esto sitúa al régimen frente a una disyuntiva jamás vista en 20 años: o Buteflika abandona el poder… o el poder se verá obligado a aplastar la rebelión pacífica de su propio pueblo.

El régimen, que continúa sin conceder visados a decenas de medios extranjeros, no pudo evitar que en las redes sociales se difundieran cientos de vídeos con masas imponentes de manifestantes en las principales ciudades del país. El ambiente en Argel a primeras horas de la tarde era no solo pacífico sino festivo, según diversos testimonios enviados a este diario.

La respuesta a la última oferta del régimen de Buteflika llegó al día siguiente de la carta. El martes se manifestaron decenas de miles de estudiantes en todo el país, el miércoles tocó el turno de los enseñantes y el jueves se concentraron en los tribunales de diversos municipios cientos de abogados y hasta decenas de jueces.

La sociedad argelina estaba dando signos de que las protestas del viernes podrían ser gigantescas. Este jueves se enfrentaban dos equipos de fútbol de Argel que mantienen una rivalidad legendaria: el Usma y el Mca. Los hinchas de ambos clubes decidieron boicotear el partido para evitar desviar la atención de las protestas. El vínculo entre los estadios y las protestas es muy estrecho. Las críticas más feroces contra el régimen empezaron a oírse hace meses de forma masiva en los estadios. Ahora, cientos de miles de manifestantes corean las canciones de los hinchas, muchos de ellos, universitarios. El éxito del boicot al partido en un país tan amante del fútbol hacía presagiar una gran afluencia a las protestas.

Por fin, cientos de miles de personas acudieron este viernes al centro de Argel, a pesar de que no operaban los medios públicos de transporte, como autobuses, metro y tranvía. Entre las pancartas, muchas de ellas publicadas en el sitio digital TSA, podía leerse: “No a la violación de la Constitución”, “Viva el nacimiento de la Segunda República”, “Sistema, márchate. Llega el pueblo”. “Tú prolongas el mandato, nosotros prologamos el combate”. “La calle no se callará”, “No a la alternativa designada por Francia”. “Mi ex no tiene que elegir una nueva mujer para mí”. Muchas de las pancartas atacaban a Macron por haber tuiteado el lunes que Buteflika ha abierto una nueva página para la democracia argelina”: “Ni Washington ni París. Solo nosotros elegimos al presidente”.

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En todas las ciudades se vieron escenas de fraternidad, unos que cocinaban cuscús en la calle para los manifestantes, otras que rociaban agua desde los balcones para refrescarlos… Y hubo hasta un policía vestido de uniforme, en la ciudad de Beijaa, que se unió a los manifestantes.

La carta leída en nombre de Buteflika el lunes por la tarde había causado mucha indignación en la sociedad civil. El presidente ofrecía prácticamente lo mismo que ya anunció anunciado en otra misiva el 3 de marzo a la que el pueblo había contestado con protestas gigantescas. El 3 de marzo ofreció, en caso de ganar las presidenciales del 18 de abril, convocar unas elecciones anticipadas a las que ya no se presentaría como candidato. En la misiva de este lunes, sin embargo, renunciaba a presentarse a otras elecciones, postergaba sin fecha las del 18 de abril y aplazaba también sin fecha su abandono del poder. Una estudiante lo resumía así para el diario Le Monde: “Queríamos una elección [presidencial] sin Buteflika y nos hemos encontrado a Buteflika sin elección”.

En el mensaje de Buteflika se promete la creación de una Conferencia encargada de pilotar un periodo de transición. Al frente de ella el régimen ha colocado al diplomático Ladjar Brahimi, de 85 años, argelino residente en París que ha sido intermediario de la ONU en varios conflictos internacionales, entre ellos el de Siria. Muchos manifestantes ven en Brahimi no solo a un anciano sin conexión ni con el país ni con la juventud, sino a un hombre del régimen que durante los últimos años visitaba a Buteflika y siempre solía declarar que el presidente se encontraba en pleno uso de sus facultades mentales.

Las reformas en el Gobierno emprendidas por el régimen esta semana tampoco han convencido a los manifestantes. El primer ministro, Ahmed Ouyahia, de 67 años, presentó su dimisión y en su lugar fue nombrado Nuredín Bedui, de 59 años, que ejercía de ministro del Interior. También se creó el cargo de viceministro, que fue asignado a Ramtane Lamamra, de 66 años, titular de Asuntos Exteriores entre 2013 y 2017.

El politólogo Adlene Mohammedi ironizaba en Twitter: “Es una locura que la movilización de hoy en Argelia sea tan masiva. ¿Es que la creación de un puesto de viceministro, el anuncio de una conferencia de transición presidida por Ladjar Brahimi y la formación de un Gobierno de tecnócratas no es suficiente?”

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