Solamente dos barcos con 766,000 barriles de crudo venezolano llegaron a Estados Unidos la semana pasada, a raíz de las sanciones impuestas a PDVSA, según Caracas Capital Markets, banco de inversión que le sigue la pista a los envíos de petróleo de Venezuela.
Mientras tanto, compañías rusas enviaron nueve barcos con más de 3 millones de barriles de crudo y derivados del petróleo, según una revisión de una base de datos por parte de Caracas Capital.
La información de importación es evidencia clara de que Rusia se está beneficiando de la batalla geopolítica, vendiendo al mercado estadounidense a la vez que trata de apoyar al régimen de Caracas que Washington intenta cambiar, dijo Russ Dallen, socio gerente del banco de inversión, que aconseja a funcionarios estadounidenses sobre asuntos venezolanos.
“Lo asombroso es que Rusia está reemplazando a Venezuela en los mercados de Estados Unidos”, dijo Dallen. “Están aprovechando la incompetencia de Venezuela y ampliando su presencia en el mercado de Estados Unidos”.
A finales de enero, el gobierno del presidente Donald Trump impuso nuevas sanciones al monopolio estatal petrolero venezolano PDVSA, en su esfuerzo más reciente por sacar del poder a Nicolás Maduro e instalar un nuevo liderazgo bajo el mando del presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó.
El petróleo representa el 70 por ciento de los ingresos del gobierno de Maduro.
La última vez que Rusia envió más de 3 millones de barriles de petróleo a Estados Unidos fue en el 2011, antes que Washington sancionara a Moscú por la anexión de Crimea.
Esas sanciones, impuestas en el 2014, prohibieron a las empresas norteamericanas financiar o vender tecnología estadounidense a la industria rusa, pero no bloquearon la compra de crudo ruso.
Aunque las refinerías estadounidenses pueden seguir comprando crudo venezolano en los próximos meses, cualquier dinero pagado por el crudo debe depositarse en una cuenta controlada por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos.
Sin forma de cobrar por su crudo, ejecutivos petroleros venezolanos han decidido no enviar mucho petróleo a Estados Unidos.
“Eso es lo que el gobierno espera, que el régimen [de Caracas] se quede sin recursos financieros”, dijo Eric Farnsworth, ex funcionario del Departamento de Estado que ahora es vicepresidente del Consejo de las Américas en Washington. “Y el mayor objetivo, esencialmente el único importante, son las exportaciones de crudo, y Estados Unidos tiene una gran influencia en ese sector, por eso es que implementaron las sanciones”.
Pero Farnsworth advierte que el Washington tiene un tiempo limitado para aprovechar el resultado de las sanciones. Mientras más tiempo dure Maduro en el poder en medio de las sanciones, más probable es que Caracas encuentre otros compradores para su petróleo.
Por su parte, Rusia aprovecha la oportunidad de otras maneras, además de enviar crudo y productos del petróleo a Venezuela y Cuba.
Dos buques cisterna grandes, el Serengeti y el Albiani, se dirigen en este momento a Venezuela con diluyentes producidos en Rusia, que se usan para tratar el crudo pesado venezolano para que pueda enviarse por un oleoducto de 60 millas de largo desde la Franja del Orinoco a la costa, donde se refina o se exporta.
Venezuela también está tratando de comprar en Rusia crudo para enviarlo directamente a Cuba. Desde hace muchos años, Caracas envía a La Habana crudo a cambio de los servicios de médicos, ingenieros y personal de seguridad.
“PDVSA no ha podido enviar ese crudo a Cuba porque, por una parte, la mayor parte de la gasolina y el combustible diésel se consuma ahora internamente”, dijo Fernando Ferreira, analista de Rapidan Energy. “Buena parte de la capacidad de refinación de PDVSA no está funcionando, y están consumiendo todo lo que pueden producir. De hecho, están importando más de lo que producen”.
En otro ejemplo más de cómo Venezuela colabora con Rusia en el sector energético, la vicepresidenta Delcy Rodríguez anunció el viernes que PDVSA mudará su sede europea de Lisboa, Portugal, a Moscú, según reportes de la prensa rusa.
Dallen dijo que este es solamente el ejemplo más reciente del grado en que el régimen de Caracas depende de Rusia.