Después de tres episodios de su primera temporada emitidos en la plataforma de pago Atresplayer Premium, Drag Race España ha logrado convertirse en uno de esos programas íntimamente ligados a las redes sociales, como Operación Triunfo y Gran Hermano. Ha alcanzado casi 10 millones de impresiones en ellas en su primera semana, según asegura Atresmedia en un comunicado. Para bien y para mal, los espectadores comentan el concurso durante varios días, gracias a su emisión a la carta.
Steve Kelly (Melbourne, Australia, 55 años) lleva más de un lustro adaptando formatos internacionales a la televisión española; de Got Talent y Factor X a Idol Kids. Ahora es el encargado de convertir el concurso impulsado por la célebre RuPaul en un asunto local sin perder su esencia. También de mostrar desde prismas mucho más complejos un movimiento drag que la sociedad española cree conocer. “Es un mundo más amplio que un espectáculo de Chueca, Benidorm o Londres con hombres vestidos de Mónica Naranjo, Cher o Isabel Pantoja mientras interpretan sus canciones en playback”, defiende el australiano por videoconferencia.
El formato ha llegado a España más de una década después de su primera emisión, con otras ambiciones, en Estados Unidos. Sus participantes, con referentes estéticos que van más allá del obsoleto estándar de mujer perfecta, generan conversación en torno a derechos sociales mientras sus responsables llevan al extremo los recursos narrativos propios del entretenimiento. Kelly se mantiene en contacto con la productora estadounidense World of Wonder (WOW), responsable de la idea original, que ha mantenido “una actitud de apertura y curiosidad más que de censura”, afirma.