¿Cómo afecta el estrés a tu colesterol?

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¿Cómo es posible que afecte el estrés a tu colesterol? La explicación es sencilla: cuando nos sentimos estresados, especialmente cuando se trata de un pico de estrés motivado por un hecho concreto, nuestro cuerpo responde con una subida de adrenalina y podemos experimentar ciertos cambios físicos como angustia, ahogo, subida de tensión, palpitaciones, ansiedad…

Los efectos a corto plazo del estrés son notables y reconocibles, pero, lo que muchas personas desconocen, es que a largo plazo el estrés también puede tener consecuencias sobre nuestra salud.

¿CÓMO PUEDE AFECTAR EL ESTRÉS A TU COLESTEROL A LARGO PLAZO?

El estrés es uno de los factores de riesgo que más nos pueden exponer a sufrir accidentes cardiovasculares.

Los cambios en el ritmo cardíaco propiciados por el estrés, así como la continua exposición a una situación crónica de tensión, puede disparar la concentración de grasa en la sangre por la liberación de cortisol y adrenalina que, aunque en una primera etapa no es más que un mecanismo de protección del cuerpo, se trata de dos hormonas que favorecen la aparición de triglicéridos y ácidos grasos.

Siguiendo con la relación del estrés a tu colesterol, también entran en juego las llamadas catecolaminas, unos neurotransmisores responsables del aumento de lípido en las arterias.

Por todo ello, si tus informes médicos presentan unos niveles elevados de colesterol LDL, deberías plantearte si tu ritmo de vida actual no está influyendo de manera agresiva sobre estos resultados.

BORRADOR ¿Cómo afecta el estrés a tu colesterol?

CÓMO LUCHAR CONTRA LA SUBIDA DE COLESTEROL PROVOCADA POR EL ESTRÉS

En muchas ocasiones no somos nosotros los que elegimos si podemos evitar ciertas situaciones que nos provocan estrés, pero sí está en nuestra mano detectarlas para tratar de mantenerlas fuera de nuestra vida.

Si quieres que no afecte el estrés a tu colesterol y te preocupa este tema, conciénciate desde ya.

Para reducir el colesterol, provocado o no por el estrés, el primer paso caminar hacia una alimentación sana, libre de grasas y con una ingesta reducida de carbohidratos. Las frutas, las verduras o los ácidos grasos omega3 son excelentes para cuidar tu salud cardiovascular.

Además de una dieta sana, también te ayudará hacer ejercicio o mantener una actitud positiva, pero, sobre todo, hablando de uno de los factores de riesgo como es el estrés, debes procurar encontrar tiempo para ti mismo, aprender a relajarte mediante técnicas de respiración y saber cuándo decir no a un ritmo excesivo de trabajo.

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