Las autoridades chinas salieron una vez más en defensa de Huawei, una de las empresas más internacionales del país asiático y que se encuentra en plena disputa legal con la administración de Estados Unidos. El ministro de Asuntos Exteriores, Wang Yi, apoyó este viernes la presentación de una demanda por parte del grupo de telecomunicaciones contra el Gobierno de EE.UU. y prometió que el China “tomará las medidas necesarias” para salvaguardar los intereses de la empresa.
Para Wang, las acusaciones contra Huawei y el proceso de extradición de Canadá a Estados Unidos de Meng Wanzhou, alta directiva del grupo e hija del todopoderoso fundador, “no es un caso puramente judicial sino un movimiento político deliberado para derribarlos”, con lo que apoyó a la empresa a “usar las armas legales necesarias para salvaguardar sus intereses legítimos”. Las declaraciones de Wang se enmarcan en su rueda de prensa anual por la reunión del legislativo chino, si bien las autoridades del país asiático no esperaron ni un día tras el arresto de Meng para afirmar que su detención respondía a un ataque premeditado de Estados Unidos “sin ningún fundamento legal” y pedir su liberación.
Huawei anunció el jueves que ha presentado una demanda ante los tribunales estadounidenses contra la ley que prohíbe a instituciones gubernamentales y contratistas hacerse con sus productos y servicios al considerarla inconstitucional y discriminatoria. La decisión se enmarca en una enorme ofensiva legal y de relaciones públicas por parte de la empresa china en los últimos meses, que trata de contrarrestar las acusaciones estadounidenses de que el grupo supone una amenaza para la seguridad nacional de los países en los que opera debido a sus supuestos vínculos con el Estado chino y, por ende, el Partido Comunista.
Tanto la empresa como el Gobierno chino han rechazado estas afirmaciones y ven en los movimientos de Estados Unidos un intento de evitar el ascenso y protagonismo de Huawei en el inmediato despliegue mundial de la tecnología 5G. “Lo que defendemos no es solo los intereses de una empresa, sino también el derecho legítimo de un país a innovar y a su desarrollo científico y tecnológico”, dijo Wang.
El tira y afloja entre Estados Unidos y China durante el último año, reflejado en una guerra comercial con motivaciones también estratégicas y tecnológicas, ha situado a Huawei en el centro de la disputa. Meng Wanzhou fue arrestada en diciembre en Canadá y espera en libertad bajo fianza la decisión judicial sobre su extradición a Estados Unidos, que la acusa de fraude por violar las sanciones estadounidenses a Irán.
Donald Trump ha mezclado el caso de Meng con la guerra comercial, asegurando que podría interceder en el proceso de extradición de la alta ejecutiva -un caso muy sensible para China- si esto le ayudara a lograr un buen acuerdo comercial con Pekín. Sus palabras han servido de munición para los abogados de Meng, que desde Ottawa las han usado para demostrar que su clienta es objeto de un proceso con motivaciones políticas. Las investigaciones del Departamento de Justicia estadounidense sobre Huawei, sin embargo, se remontan a mucho antes de la llegada de Trump a la Casa Blanca y a la imposición de aranceles entre China y Estados Unidos.