Carlsen sufre, pero es triple campeón y ‘número uno’

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Quizá sea el mejor año en la carrera deportiva de Magnus Carlsen, si se tiene en cuenta su triple corona y dominio de las tres listas (ajedrez clásico, rápido y relámpago) además de la gran brillantez de su juego. Pero, como suele ocurrir con los grandes campeones, también él ha necesitado de la suerte en el Mundial Relámpago de Moscú: el prodigioso iraní Alireza Firouzja, de 16 años, perdió por tiempo de forma polémica contra el noruego poco después de malograr una posición ganadora.

Era la ronda 19 de las 21 previstas. Carlsen lideraba con 14,5 puntos, seguido de Nakamura con 14 y Firouzja con 13, quien tenía la iniciativa de las piezas blancas frente al escandinavo. Reconfirmando su inmenso talento, el persa puso al campeón contra las cuerdas; en una partida lenta, la victoria se habría confirmado con total seguridad. Pero en la modalidad relámpago puede pasar cualquier cosa cuando el reloj aprieta y se deben tomar muchas decisiones muy difíciles en muy pocos segundos.

La desgracia para Firouzja fue doble: primero omitió un par de maniobras ganadoras relativamente sencillas; y luego perdió por tiempo en una posición de tablas reales si el criterio que se aplica al evaluar la posición es el del sentido común. Sin embargo, desde el punto de vista estrictamente legal no se puede afirmar que esa posición es de tablas porque Firouzja tenía dos formas de suicidarse para que le dieran mate.

La historia no termina ahí. El iraní protestó entonces porque Carlsen le había desconcentrado al soltar un exabrupto en noruego unos segundos antes, al verse perdido. Las discusiones de los árbitros y el Comité de Apelación duraron media hora, y se decidió dar el punto a Carlsen. Cuatro rondas antes, en la quince, Firouzja perdió otra posición ganadora, frente al ruso Dúbov. Y a pesar de todo eso, y del gran estrés que sufre desde que, hace una semana, renunció a la bandera iraní, harto de que le obliguen a perder por incomparecencia ante israelíes, el nuevo gran fenómeno del ajedrez mundial ha terminado 6º en el Mundial Relámpago dos días después de llevarse la medalla de plata en el Mundial de Rápidas.

Cuando ya se sabía que el veterano excampeón del mundo, y casi retirado, Vladímir Krámnik, había logrado un impresionante bronce a los 44 años, y que la rusa Katerina Lagno era la campeona femenina, aún quedaba por aclarar si el estadounidense Hikaru Nakamura, número uno del mundo en relámpago hasta ese momento, iba a ser capaz de amargarle el fin de año a Carlsen. El primer asalto del miniduelo de desempate entre ambos terminó en tablas; pero el noruego, que en los últimos meses había perdido dos duelos similares, frente al chino Liren Ding (en San Luis, EEUU) y el francés Vachier-Lagrave (en Londres), decidió lanzarse al ataque en la segunda y culminó así su mejor año desde que llegó a la cumbre, en 2013. Pero ahora ya sabe que,1 si mantiene la corona en 2020, es probable que tenga que defenderla más pronto que tarde ante un iraní portentoso y rebelde, el nuevo Carlsen.