Buteflika, ingresado y en “riesgo vital permanente”

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El presidente argelino, Abdelaziz Buteflika, de 82 años, está ingresado desde el 24 de febrero en la octava planta del Hospital Universitario de Ginebra (Suiza), en “riesgo vital permanente” debido a la degradación de sus reflejos neurológicos. El mandatario, que pretende ser reelegido en las elecciones de abril, también sufre problemas respiratorios y afasia, de modo que apenas se le entiende.

No tiene ninguna enfermedad mortal a corto plazo, pero es un anciano que lucha por recuperarse de las consecuencias de un derrame cerebral que sufrió en 2013. En 2016, el presidente argelino se sometió a un examen bastante invasivo del colon, que requería anestesia general. Este año tenía programado un examen respiratorio. Esta broncoscopia permitió realizar un estudio más completo de la salud del paciente Buteflika. Y en tres años, su situación se ha deteriorado perceptiblemente. Debilitado, pero en condiciones de llevar una vida más o menos normal, se ha convertido en un paciente cuyo estado es muy precario y que requiere atención constante.

Según la información de este diario, Abdelaziz Buteflika está en “riesgo vital permanente” debido a un ataque sistémico en los reflejos de su cuerpo. Su principal problema es que corre un alto riesgo de que los alimentos sigan rutas falsas, es decir, que se dirijan a las vías respiratorias. Esto puede provocar una infección pulmonar grave denominada “broncoaspiración” en jerga médica.

Este problema se debe a su edad, pero también al accidente cerebrovascular que sufrió, que ha degradado sus funciones neurológicas, incluyendo la que permite al cuerpo impedir la ingestión de alimentos o líquidos en los pulmones. Para protegerse de las infecciones pulmonares, una de las principales causas de muerte en los ancianos, Buteflika se somete con regularidad a tratamientos antibióticos. También recibe fisioterapia respiratoria.

No tan grave, pero también preocupante para el ejercicio de sus funciones políticas, es la afasia o pérdida parcial del lenguaje que sufre el presidente argelino. Parece receptivo a lo que se le dice, pero apenas se le entiende. Prácticamente, hay que leer sus labios. Su imponente equipo médico de cuatro médicos argelinos, entre ellos un cardiólogo, un anestesista y un internista, le sirve de intérprete con el mundo exterior y suele hablar en su lugar.

Esta afasia coincide con el diagnóstico realizado a distancia por el médico argelino Horacine Buraui. Este afirma que se ha basado en las imágenes de Buteflika aparecidas en los medios de comunicación, las cuales, en su opinión, eran lo suficientemente elocuentes. Este especialista en neurología constata “la impotencia funcional efectiva y definitiva, los trastornos intelectuales, afásicos y articulatorios” del presidente y ha declarado que su estado de salud “no le permite el ejercicio de las altas funciones inherentes a la magistratura suprema”.

En el Hospital Universitario de Ginebra, la presencia de este paciente fuera de lo común provoca una movilización inusual. Buteflika se encuentra en la octava planta, en la sección de medicina interna general. Se han reservado varias habitaciones al final del pasillo, vigiladas por la policía. La entrada a la zona privada del hospital está protegida por un guardia de seguridad armado. El final del pasillo, donde se encuentra el presidente, es inaccesible y está también bajo fuerte vigilancia.

El martes por la tarde había una docena de manifestantes argelinos frente al hospital. A las 15.00 vieron en las proximidades del hospital al chófer de una de estas limusinas negras, que salía con una silla de ruedas y trajes planchados. En cuanto al equipo médico argelino y los médicos suizos que tratan al presidente, una persona que se encuentra allí describe su funcionamiento como “hermético”. Los argelinos son extremadamente discretos y no se dejan ver en el pasillo.

El domingo por la noche, la presidencia argelina hizo oficial la candidatura de Abedalziz Buteflika a su propia sucesión. En una carta, un portavoz afirmaba que, en caso de ser reelegido, el presidente se comprometería a dejar el poder rápidamente. Un lacónico comunicado de la presidencia argelina anunció el 21 de febrero que el presidente viajaría a Ginebra tres días después “para una corta estancia, con el fin de realizar revisiones médicas periódicas”. Un avión Gulfstream matriculado en Argelia aterrizó en Ginebra el 24 de febrero, presumiblemente para dejar al paciente y a sus familiares. Desde entonces no se ha vuelto a ver el avión y no se ha anunciado su regreso. Pero el presidente argelino podría abandonar el territorio suizo muy pronto.

Suiza no se pronuncia

La Suiza oficial no se pronuncia sobre los acontecimientos de Argelia ni sobre la visita médica de su presidente-candidato a Ginebra. “El Departamento Federal de Asuntos Exteriores [DFAE] no desea manifestarse sobre la situación actual”, nos escribe por correo electrónico su portavoz, Noémie Charton.

En su página de Internet, el DFAE señala que “las relaciones entre Argelia y Suiza son buenas” y afirma que se remontan a la época de la guerra de independencia. Suiza desempeñó entonces un papel importante en las negociaciones en Evian entre el Gobierno provisional argelino y la Francia colonial.

Las reuniones entre los dos países son habituales. El pasado noviembre, Alain Berset (entonces presidente de la Confederación Suiza) se reunió en Palermo (Italia) con Ahmed Ouyahia, primer ministro argelino, en el marco de una conferencia sobre Libia. Unos meses antes, el consejero federal Ignazio Cassis intercambió unas palabras con el ministro de Asuntos Exteriores de Argelia, Abdelkader Messahel, en la Asamblea General de la ONU. En marzo de 2018, la Consejera Nacional Isabelle Moret viajó a Argel para asistir a la Conferencia Internacional sobre Participación Política de las Mujeres. En 2015, Suiza inauguró una Embajada en Argel.

Los intercambios comerciales son estables. Las empresas suizas han exportado más de 400 millones de francos a Argelia (352 millones de euros), según las aduanas. Las importaciones de petróleo argelino, importantes hasta 2014, han disminuido desde entonces. A finales de 2017, 4.247 argelinos vivían en Suiza, según la Oficina Federal de Estadística, una cifra estable.

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