El aceite de rosa mosqueta contiene altos niveles de ácidos grasos esenciales poliinsaturados (77%), linoleico (44-49%) y linolénico (28-34%), los cuales son en parte responsables de la beneficiosa acción del aceite de rosa mosqueta en la regeneración de la piel. Estos ácidos son sustancias nobles, indispensables para las áreas en las que existen altos índices de proliferación de células nuevas como las del rostro. Además, la cáscara pulposa de sus semillas presenta un alto contenido en vitamina C.
Además de sus efectos en las capas externas de la piel, el aceite de rosa mosqueta también revitaliza las células de las capas interiores, revigorizando el fibroblasto, las células que producen colágeno y elastina responsables de la firmeza y elasticidad de la piel.
- Nutre la piel eliminando las arrugas no profundas y retrasa la aparición de líneas de expresión.
- Regenera los tejidos dañados reduciendo cicatrices y tratando la piel expuesta a radioterapia.
- Redistribuye la pigmentación permitiendo la eliminación de manchas o marcas producidas por acné, varicela o viruela.
- Previene y corrige el fotoenvejecimiento y los problemas cutáneos por exposición a radiaciones solares a través de la autogeneración de melanina.
- Previene las estrías, por eso se recomienda aplicar en la piel de zonas delicadas como abdomen y pecho durante el embarazo.
- Repara y calma la piel irritada después del afeitado o depilación.
Uso del aceite de Rosa Mosqueta: El aceite de rosa mosqueta se puede aplicar directamente sobre la piel o mezclado con tu crema habitual. Añade unas gotas de aceite esencial a tu hidratante diaria para potenciar el efecto reparador sobre la piel.